jueves, junio 19, 2008

MUCHO CUENTO: "EDUCACIÓN SOCIALISTA"


No sabemos si, entre los numerosos efectos que la policía se ha llevado del despacho del alcalde de Estepona, estaban los "Escritos y discursos" de Pablo Iglesias.
Como el ánimo de este blog es educar deleitando, transcribo el artículo que el fundador del PSOE publicó el 1 de enero de 1905 en "La Revista Socialista".


"EDUCACION SOCIALISTA"

" La fuerza de un partido popular depende de la educación que él dé a la masa que le forma. ¿Enseña a ésta, la hace tolerante, seria, moral, arraigando en ella lo más posible las ideas que va a defender? Pues el partido que eso haga será fuerte, disciplinado, consecuente, capaz de luchar con fortuna con todos los partidos que le combatan. ¿Limita su obra a ensalzar sus doctrinas, a entusiasmar a la masa, a enardecerla, a fanatizarla? pues partido que labore así, aun siendo numerisísimo, no será propiamente fuerte, cometerá inconsecuencias, se indisciplinará y será incapaz no ya de sufrir la crítica que de él hagan sus adversarios, pero ni siquiera de consentir que ante él se expongan ideas opuestas a las suyas.
El Partido Socialista ha seguido el primer sistema: ha educado y no cesará de educar. Haciéndose cargo de que no le basta conquistar hombres a sus ideas, sino de que esos hombres deben ser, en lo que cabe, inteligentes, formales, abnegados, probos y firmes para que defiendan bien aquéllas, se ha cuidado y se cuida de instruir a sus afiliados, de separar del vicio a los aficionados a él, de imbuirles el respeto a los demás hombres, cualesquiera que sean sus ideales, de inclulcarles el sentimiento de solidaridad para con todos los suyos y de hacerles comprender que individuos que no tienen voluntad para cumplir su palabra no son dignos de formar parte de una organización seria.
En los mitins, (sic) en los periódicos, en todas partes donde se hallan propagandistas del Socialismo, no se circunscriben éstos a exponer las ideas del Partido y la táctica del mismo, sino a recomendar la lectura, a condenar la taberna, el juego y las malas costumbres; a pedir que en el hogar, en el taller, en la Agrupación o en la Sociedad se cumpla bien, y a encarecer el respeto a todos los hombres. Allí donde le ha sido dable al Partido ha creado modestas escuelas para enseñar a leer y escribir a los que no saben, y en la mayor parte de los Centros Obreros, de los que son alma los socialistas, se dan conferencias, ya por hombres de carrera, ya por compañeros que han adquirido alguna instrucción. Cuando algún individuo, olvidándose de las enseñanzas que se le han dado o de las obligaciones que le impone la honradez, delinque, se le castiga. Si la falta es grave, se le excluye de la organización; si es leve, se le amonesta, se le censura o se le suspende en sus derechos durante un corto tiempo.
No faltan gentes que critiquen el que las organizaciones obreras impongan severo castigo a los individuos que delinquen gravemente, por ejemplo, malversando fondos, votando a conciencia por candidatos burgueses, ocupando puestos de huelguistas o realizando otros actos análogos. !Buena moral la de los que reprochan ese proceder! ¿Qué valdría la Sociedad que no se mostrase severa con los que disponen de lo que no es suyo, abusando de la confianza de sus compañeros? ¿Qué conciencia tendría el partido que consintiera que siguiesen en él los que le traicionaran votando a sus enemigos políticos? ¿Cómo entenderían la solidaridad la organización o los trabajadores que no fuesen inflexibles con los que, ocupando los puestos de compañeros suyos, contribuyen o pueden contribuir a que se rebajen los salarios o que se eleve la jornada de trabajo? De hacer caso a tan extravagantes zoilos, la clase obrera organizada perdería toda la fuerza que ha adquirido.
Los resultados de la educación socialista son palpables.
De todos los obreros que militan en partidos políticos, los que más leen, los más instruidos son los afliados al Partido Obrero. Una comparación entre la tirada de los periódicos semanales republicanos y la de los periódicos socialistas, daría seguramente una diferencia favorable a éstos. En cuanto a folletos, el resultado sería el mismo, no obstante ser hoy más numeroso el partido republicano que el Partido Socialista.
En lo que respecta a tolerancia, son los elementos de este partido los que más la practican. En Vizcaya, en Asturias, en Madrid, en Valladolid, en Santander, y en otras poblaciones las fuerzas socialistas son respetables, y no obstante serlo, nunca han ido a perturbar las reuniones de los demás partidos, fuesen éstos reaccionarios o fueran radicales burgueses. ¿Es eso lo que pasa en los otros partidos que cuentan con masas populares? Díganlo las constantes muestras de intolerancia que se dan unos a otros y hasta las luchas habidas entre individuos que pertenecen a la misma fracción política.
Por lo que toca a disciplina, en el Partido Socialista es completa. Sea en elecciones, sea en otras campañas, procede cual si fuera un solo hombre. A las urnas, y a votar única y exclusivamente por sus propios candidatos, han ido todas las Agrupaciones del Partido, lo mismo las que han dispuesto de mucha fuerza que las que han contado con poca. Ese es el acuerdo tomado en los Congresos, y ninguna colectividad ha dejado de cumplirle. En la movilización de 1º de mayo, en la protesta contra las autoridades y los patronos por dificultar la organización de los trabajadores agrícolas, y en la que se está efectuando ahora para que abaraten las subsistencias, ninguna Agrupación o Sociedad socialista ha faltado a su deber.
Respecto a su conducta con los que delinquen, son los socialistas los únicos que no hacen la vista gorda, como sucede en los otros partidos, por graves que sean las faltas que sus individuos cometan. Quien en el Partido Obrero quebrante su táctica, traicione sus principios o no cumpla las resoluciones de sus Congresos, tiene segura su eliminación, sea quien fuere. Las amistades, los afectos personales no la impiden.
En lo relativo a la solidaridad y cumplimiento de los deberes pecuniarios que las necesidades del Partido exigen, tampoco se puede poner tacha a sus individuos, no obstante los míseros salarios que ganan los trabajadores en España. Para atender a sus presos, a sus inválidos, a otros actos de solidaridad, así como a su representación en los Congresos internacionales y a las campañas de propaganda acordadas, han salido de los bolsillos de los socialistas las cantidades necesarias.
Los efectos de la educación socialista nótanse hasta en el modo que tienen de luchar los que la reciben contra los partidos burgueses. Atentos a la realidad, y teniendo siempre muy en cuenta la fuerza de que pueden disponer, no acometen más empresa que las que aquélla les permite, ahorrándose así sensibles descalabros o los tremendos golpes que ocasiona el ridículo.
Con esta educación ha logrado el Partido Socialista modificar notablemente el carácter de una buena parte de la clase obrera, a la vez que elevar algo su intelectualidad y hacerla más moral; con esta educación conseguirá que experimenten igual cambio otros muchos explotados, y con esta educación, en fin, hará que el proletariado español reúna todas las condiciones que necesita para colocarse al nivel del de los otros pueblos y para caminar rápidamente a la conquista del Poder político. "

("Escritos y discursos. Antología Crítica"-Edicións Sálvora S.A.-1984)

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